Durante este año el ayuntamiento de Valencia ha puesto en marcha una experiencia que ya funciona en otras ciudades europeas, con el nombre de Valenbisi se ha desplegado a lo largo de la ciudad un conjunto de estaciones base donde coger y dejar bicicletas de alquiler.
La idea, apoyada en unos costes razonables para los usuarios y su facilidad de uso, tuvo éxito desde el primer minuto, éxito que se ha ido extendiendo a la vez que lo ha hecho el número de estaciones base.
Pero el éxito ha ido más allá ya que es fácil ver la gran cantidad de bicicletas de todo tipo en los cruces y por los carriles bici que han salido a la calle siguiendo el ejemplo de Valenbisi.
Imagino que al implantar esta idea se barajaron muchos beneficios, reducción del tráfico de vehículos particulares, descongestión del transporte público, reducción de la contaminación ambiental y más relacionadas con el bienestar ambiental global de la ciudad. Sin embargo tengo dudas de que imaginaran que su empujón sería suficiente para sacar a la calle muchas bicicletas privadas e incrementar los beneficios de la medida implantada.
La experiencia de Valenbisi muestra como aplicaciones sencillas de la tecnología pueden impulsar mejoras en la forma de vida de los ciudadanos.
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